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La nueva era de Vanesa Martín; me cito con ella el día de la salida de su nuevo disco ‘Casa Mía’ y esto es lo que viví

Vanesa Martín ha abierto las puertas de su casa. ‘Casa Mía’, su nuevo disco, ha salido a un mercado de competencia cero. Su creatividad no tiene techo, es la RAE desafiante del siglo XXI, el sillón de la palabra poderosa y justa. Me reúno con ella el día en el que la discográfica brinda y sus padres la miran con emoción. 

El encuentro es unos minutos antes de su firma de discos en Madrid, en unos grandes almacenes de Castellana, donde la fila da la vuelta al edificio. Planeo como poner las palabras exactas para que toda esa gente la aborde en hora, el formato físico es toda una proeza y son la mayoría de la minoría, esas cosas, al igual que su talento, ya no se ven. En los tiempos del sonido, el ruido, la inmediatez, los números, las cifras… nada es la suma de una ecuación con sentido y hacer música alerta y estimula el pensamiento. 

En la sección de ámbito cultural se encuentra la mesa de la rúbrica y unas butacas emulan a esa casa con unos muebles que son ya de ebanistería fina. Los empleados se duplican a la vez que coordinan, un simulacro de rebajas en clave musical. Comento con Ana, mucho más que su guardiana, si ha podido ver la cantidad de gente que aguarda por ella, sus intenciones de cenar fuera se desmoronan a la primera foto que le muestro del exterior. Seguidamente aparece Lola, de su oficina de management que ha bajado a por Vanesa, ella va dos pasos por detrás al igual que sus padres. Saluda y se posiciona en la sección de humanidades como si de una cadena perfecta se tratase, donde obras que exploran la experiencia humana desde una perspectiva intelectual y creativa, hiciesen justicia al momento preciso. 

Ella no quería gustar, buscaba ser y podría asegurar que en esta etapa es su mayor objetivo cumplido. Hace unos meses que empezó su mayor acto revolucionario, darle la vuelta a la forma y girar hacia la modernidad sin perder la esencia. Su primera canción en el disco reza algo de eso; ‘Y si dejas de pensar y empiezas a sentir’, es el primer dardo de su exploración al centro de su universo y también un sentimiento común en los deberes de la humanidad. Alberga unas letras que puede gritar todo el mundo y que ha llamado canciones, donde el autotune es anécdota y juego y la libertad un eco de verdad. 

Y a esta mudanza se ha sumado Joaquín Sabina, que ha visto en ella a más que una vecina en la calle del Querer. Casa Mía, no se trata de entender, es equitativo a nivel musical pero de pensamiento universal. Una sevillana cierra un disco donde más palos se ha tocado, su influencia alrededor del mundo que no solo abre mente sino corazón, ahí van directas las doce, donde nadie sale indemne del roce. 

No quiero olvidarme del recorrido hasta llegar a construir la historia que escuchamos hoy, Soledad Rebollar, su make up stylist, recreo para ella un look de los 60s (canción incluida en el disco) en una alfombra de una cadena de radio en la que impactó con un look de los años citados y como los matices cambian el rumbo de algo más a todo lo demás. 

Vanesa Martín está en la buhardilla de las palabras, ha creado habitaciones donde se suceden situaciones de infinitas dimensiones, cultivado un jardín lleno de flores, un salón con instrumentos diferentes pero sobre todo nos ha dado la llave, para que nadie calle.

Images: Living Backstage.

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