Ya estoy en el AVE de nuevo. Es viernes y voy camino de un cumpleaños sorpresa. Y sí, mi vagón está dejando muchos momentazos dignos de comentar. Cada vez me toca un vagón más peculiar. Acabo de entrar y ya tengo tema a la vista.
Eso es lo que ha debido pensar el chico-hombre (porque ya peina canas) que tengo al lado. Creo que cada vez que vaya a viajar en AVE me voy a poner un anillo de casada. Me lo pondré una vez se hayan sentado todos en los asientos a ver si me va a tocar al lado a Jon Kortajarena y yo voy fardando de ocupada.
Nada más sentarme me ha dicho si estudio o trabajo en Madrid ¿me ha dicho la frase más añeja de la historia ‘estudias o trabajas’? Madre de mi vida… está éste como para entrar en Tinder. ¿Me ha visto cara de niña? ¿estudias? Estoy flipando pepinillos como dice Laura Pausini.
Estudias… la próxima vez me vengo al AVE con mis tacones de glitter de Mascaró que me pongo para los eventos… Estoy en modo bipolar porque que me llamen ‘señora’ me molesta y que me digan ‘estudias’ me parece surrealista.
Después de explicarle Tinder, se ha puesto a ver una película de Tutankhamon en el IPad. Cuidado mensaje subliminal… yo no le he dicho que tenía canas pero creo que mis mensajes si llegan al interlocutor con acierto. A los cinco minutos se ha quedado dormido respirando tan fuerte que con la energía que suelta por su boca podría mover el tren perfectamente.
Está súper acatarrado y como yo me siga pegando al cristal al final voy a tener que coger el martillo de emergencias. Un asiento más adelante tengo a una señora de unos 80 años que le suena el móvil más que a mí. Creo que en cualquier momento va a sacar la agenda, pero esas con post-it y anotaciones al margen porque no le da de sí la vida. La estoy por contratar de agente. Porque esta con ese carácter para hasta el tráfico.
La chica de detrás es súper pitimini. Delicadita, fina, monisísima y todo lo que acabe en pitita. Le acaban de llamar por teléfono y ha bostezado como si acabara de salir del trullo. Estoy que no doy crédito. Tan fina ella.
Luego tengo al otro lado del pasillo a la típica que va en tirantes en el AVE, fardando de microclima mientras yo llevo cuatro capas que parezco a Marichalar cuando se pone la capa.
La señora de ochenta está desesperada porque entramos a muchos túneles y no puede hablar por teléfono, su amiga Paquita no la oye y cada vez que recupera conexión le dice ‘ay hija, que se corta yo creo que es porque este tren se mueve mucho va súper deprisa, Paquita tienes que cogerlo’.
Pero Paquita ha declinado invitación, se tiene que hacer análisis y ella le dice que no, que ahora se ven por internet, que no tiene que esperar una semana en su casa, que vaya a ver mundo. ¿Esta señora de dónde ha salido? Me voy a levantar a ver si me cuenta algo o me manda de una afirmación de vuelta para el asiento. Seguiremos informando…
Images: Pinterest