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El Starbucks de Oviedo

El otro día me llegó una nota de prensa con la próxima colaboración de H&M. Tal y como está publicado en las noticias será con Moschino y puedo decir y confieso que he enloquecido literalmente. Cada temporada sorprende más, no así como las colas que se montan para conseguir una prenda de lujo a precio low cost.

También confieso que la cola me la ahorro, consecuencias de dejarte las yemas tecleando de lunes a domingo escribiendo como si no hubiese un mañana. Balmain fue la mejor colección para mí pero Moschino tiene pinta de que el corazón se me ponga alerta a mediados de noviembre.

No entiendo sinceramente aunque respeto a quien lo haga, las colas kilométricas por conseguir algo en general. Yo me considero una persona con ansias de emoción e ilusión pero tanto como pasar la noche al raso en pleno noviembre que es cuando lo suelen hacer, pues no.

No lo hice por los Backstreets Boys, no lo voy a hacer por una americana y un puñado de prendas más con pulsera dorada de super héroe. Menos mal que no fui a los Backstreet Boys por otra parte, a ver cómo contaba yo eso ahora.

Pero aquí viene la cola de las colas, la foto que merece un premio a las cosas surrealistas del siglo XXI. Probablemente muchos la hayáis visto, yo la he encontrado por casualidad indagando por una red social… la cola del Starbucks de Oviedo en su primer día de apertura en la capital asturiana (dos horas hizo uno). Mama mía… con el cachopo tan bueno que hay por esas tierras y estaba eso como el primer día de salida del iPhone X. De esa cola también hablaré ahora.

Pero qué barbaridad… cómo puede ser que no hagamos eso por un sitio recién inaugurado de comida asturiana y pase en el Starbucks que tres narices nos importa a nosotros que si lo equiparamos por peso sale más barato comprarte un jamón de Joselito. Yo antes con mis amigas íbamos de vez en cuando y ahora no diré que no vayamos pero desde luego no soy de las que haré cola de media hora en ese lugar.

Y por supuesto aquí viene la madre de las colas, la que definitivamente nos terminó de volver tarumbas… la cola de Apple cada vez que el gigante tecnológico saca algo al mercado. Aún recuerdo hace unos meses cuando fui a primera hora, que por cierto, estos americanos mucho pasar antes por Starbucks pero madrugar no madrugan si no es para el café en vena.

Había una cola casi parecida a la de las rebajas de El Corte Inglés, madre mía, que fervor, me olvidaba la cola patria por excelencia… En fin, lo que os decía, que fui y me encontré una cola en el centro comercial que casi llegaba hasta la calle.

No pensé que ese día salía un nuevo modelo de móvil al mercado y llegué tan estupefacta que un fervoroso cliente atinó a decirme si estaba nerviosa… ¿Yo? Yo no, usted no lo sé… _Mujer, a ver qué tal va_.

Madre mía yo no entendía nada ¿es que acaso dejan mal las reparaciones? Yo sólo iba a eso. Comprendí que ese hombre estaba tecnológicamente superior a mí cuando casi se deja el hombro en la puerta al hacer la cuenta atrás ¿cuenta atrás? Sí, tan americano todo que iba necesitando un café del Starbucks para no cerrar los ojos con la escena…

¿Y El Corte Inglés? Ay, qué sería julio sin un telediario con el inicio de rebajas… Eso no es una cola… es un ¡Antonio! ¡Tu talla es la 44! ¡Corre que abren! Eso es emoción señores…

Images: Pinterest, Starbucks

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