Esta semana intercalo las risas unos días, con las reivindicaciones otros y hoy es momento de hablar de estas últimas por algo que me hace muy feliz, que a muchos os habrá pasado y de la que se saca una clara lectura positiva.
Como de todos los temas de los que hablo, siempre intento sacar la parte más amable, eso no es nada nuevo. Esto no sé si lo he contado alguna vez pero por mi época de incursión se oía mucho eso de a juuuuugarrr así que lo contaré sin ningún tipo de contención y sugiero leer hasta el final. Grande Joaquín Prat que en paz descanse. Su hijo claramente es un digno sucesor, qué tipo más coherente desde mi humilde perspectiva.
A lo que iba… estoy feliz, tremendamente feliz porque mañana la Universidad Francisco de Vitoria me ha invitado a un coloquio sobre gente emprendedora y me han llamado para que vaya a dar una charla sobre emprendimiento y motivación.
Mis alegrías con ellos vienen desde lejos porque siempre que he podido he devuelto una parte de toda la humanidad que me enseñaron a mí en la carrera. He colaborado con ellos en varias cosas que todavía están encima de la mesa y además me llaman para que exponga mi proyecto como emprendedora.
Una casa a la que le tengo un cariño enorme y por lo que parece es recíproco y eso me hace feliz. Me hace feliz que cuenten conmigo para explicar a esa cantera maravillosa de comunicación de qué va este mundo de los medios de comunicación, los retos, las dificultades, las alegrías… trataré de explicarme lo mejor que pueda en el tiempo tan generoso que me den para explicar Living Backstage.
Todo el esfuerzo brutal que hay detrás y las enormes satisfacciones que me da y más mucho más… Si hay algún alumno por aquí que se quiera pasar, que sepa que a partir de las 12 a.m andaré por allí.
Y ahora quiero contar algo que espero que se entienda y que mucha, muchísima gente me ha dicho ‘a mí, me pasó exactamente eso’. De hecho personas públicas que conocemos todos siempre tienen alguna anécdota de este tipo.
Cuando era pequeña fui al colegio Santa Rosa de Huesca, un colegio que NUNCA creyó en mí. Parto de la base que haya personas que me lean que hayan estado y les haya parecido pura maravilla. A mí, no.
El profesorado dejaba bastante que desear y cuando eso pasa, pulir al alumno hacia su sueño no entra en el suyo. Si no los tenían ellos que motivación les quedaba para su alumnado. Nada, ni rastro de interés. Ni siquiera terminábamos los libros a final de curso, la típica clase revoltosa, espetaban a modo de excusa.
En mí no veían ningún potencial y el futuro se les hacía no solo lejos sino perezoso. Si no terminábamos los libros cómo íbamos a hablar de futuro. La charla en la Universidad de mañana se la quiero dedicar a ellos, a ese colegio.
Porque no sólo me he sacado una carrera en Periodismo, más una especialización de dos años en radio y televisión, más un master de cinco años de duración a la vez que la carrera sino que he hecho cosas no posiblemente grandes para la humanidad pero sí grandes para mí.
Porque fui a una Universidad que creyó en mí desde el principio y hoy me llaman para que cuente mi humilde experiencia en emprendimiento, palabra que en Santa Rosa veían difícil de alcanzar en mi persona.
Que NADIE te diga que eso tú no lo puedes hacer porque sólo tú eres capaz de saber hasta donde puedes llegar y posiblemente tu imaginación no tenga límites y a los demás eso les dé verdadero terror. Porque no tenerlos te lleva a frustrar a la gente que tienes alrededor pero hay gente que es invencible a la hora de soñar.
No diré más, salvo que estoy y soy, inmensamente feliz.
Images: Living Backstage