Gucci es siempre uno de los desfiles más esperados de la semana de la moda de Milán. No es para menos y es que el gigante del lujo brilló ayer en el primer día de desfiles de las colecciones para la temporada otoño-invierno 2017-18 con una espectacular colección y es que, como en casa, en ningún sitio.
El lugar elegido fue la nueva sede de la marca. El desfile se inició entre una luz violeta y tras un telón cubierto de terciopelo morado. En medio de la pasarela, una pirámide hecha de ladrillos de cristal que cambiaba de color. Entre el público destacaban Charlotte Casiraghi y la actriz Salma Hayek, esposa de François-Henri Pinault, dueño del grupo de lujo Kering y propietario de la marca Gucci.
La colección se llamó El jardín del alquimista: un laboratorio antimodernista. Entre tejidos brillantes, colores y tonalidades que empezaron a mezclarse con estampados llegó el leitmotiv del desfile, el estilo asiático, donde los kimonos y los estampados de flores nos sacaron inmediatamente de Milán.
Pantalones largos, faldas de geometrías muy rectas, estampados de leopardo y serpiente, faldas de tubo o americanas de un corte elegante. Trasparencias, encajes, cuero, flecos... Alessandro Michele no se dejó nada.
En cuanto a los complementos vimos desde bolsos, maletas, maletines, bastones y hasta parasoles de lo más asiático. Cabe destacar el maquillaje de las modelos. Los labios de algunas de ellas estaban llenos de purpurina. Piercings en la nariz y orejas o anillos, en grandes cantidades tampoco dejaron indiferentes.
Images: Gucci, RR.SS