Este domingo pasado por la mañana, en un momento de paz y tranquilidad, de esos que en mi vida escasean y que disfruto el doble, pensaba en los pequeños placeres de la vida.
Tengo varios varios baratos y gratificantes que me hacen ser la mujer más feliz del mundo. Con el número uno y el más o casi el más amado por todos… que el despertador no te taladre la cabeza como lo hace de lunes a viernes. Cuando suena el despertador muchas veces pienso que me he equivocado de hora al ponerlo.
Cinco minutos más tarde mi vecina de al lado levanta su persiana automática y entonces me vengo definitivamente abajo por dos motivos. Porque pienso que me están haciendo un zumo de naranja recién exprimido y no, y segundo que es hora de levantarse y mis cálculos matemáticos de la noche anterior no han fallado.
El otro día fui a comprar uno y hasta el vendedor me dijo para qué quería una reliquia como esa. Para despertarme ¡Usa el móvil! ¿Oiga no me quiere vender el despertador? Qué rara es la gente últimamente que hasta se sacuden lo que es asunto suyo.
Segundo placer inmenso de fin de semana. Comer palomitas en el sofá mientras ves, no una peli de esas infernales de Antena 3 sino algún capítulo de Sexo en Nueva York que has visto mil millones de veces. Yo cada vez que lo veo me siento un poco Carrie Bradshaw por varios motivos.
Uno porque me quedo en la innopia cada vez que tengo que escribir al igual que ella frente a la ventana, con su Mac y su hoja en blanco a punto de escribir un texto que te haga reflexionar no sólo al resto sino a ti misma. Mejor o peor pero casi es como una terapia. Unas veces para reír, otras para compartir anécdotas y otras simplemente para gritar cosas que no entiendes. También al igual que ella me gusta ver pelis en blanco y negro en la tele y si es acurrucada mejor.
Otra de las cosas que me fascinan de los domingos, a parte de comprar flores en Tirso de Molina es poder tomarme un chocolate caliente mientras ojeo alguna revista o me leo alguna entrevista interesante. Pero lo que más, lo que más me apasiona es imaginarme todo lo bueno que en la semana puede venir. Siempre sé más o menos qué va a pasar más sorpresas de última hora que siempre llegan.
Como por ejemplo ayer que tuvimos evento con Marta Torné y Laura Sánchez y pasamos una mañana súper agradable. Laura ya la conocía de antes y estuvimos un rato hablando de un montón de cosas. A Marta no la conocía y me sorprendió, me pareció como si hubiese hablado con ella toda la vida. Le queríamos hacer una entrevista de 5 minutos y estuvimos casi una hora, ¡se nos fue bastante de las manos! Y tengo que decir que se portó fenomenal con nosotras y fue súper distendido todo.
Así que la semana nunca sabes cómo te va a sorprender. En realidad los domingos me gusta hacer muchas cosas porque lo veo un día raro. Por supuesto tomar el aperitivo fuera o dar un paseo por un pinar que hay cerca de casa.
Hay tantos placeres baratos… ¡darte un baño de sales! Me encanta llenar la bañera y echar unos jabones que tengo de confeti… se pueden hacer millones de planes un domingo aunque te parezcan super aburridos así que ya sabes… disfruta de tu tiempo de ocio que de lunes a viernes ya nos vuelven bastante locos.
Images: Pinterest