Hay tres cosas de la despedida de soltera de mi amiga María que nunca olvidaré. Una es la multa que me pusieron, que cuando me llegó a casa pensé que tendría que donar mi cuerpo a la ciencia. Me aventuré, nos aventuramos a dejar el coche un sábado en zona verde en el centro de Madrid sin parquímetro. Estábamos tan eufóricas que salimos gritando eso de viva la vida y la vida se me cachondeó pero bien.
No me acordé, quizás fue movida porque entrábamos a un salón de belleza para que nos pusieran estupendas para la fiesta de por la noche. Menos mal que la multa me llegó al mes porque los churretones que me cayeron no los arregla ni el Touch Eclat de Yves Saint Laurent.
¿Entramos? ¡Venga! Beauty, chuches, globos… y la del parquímetro montándose su propia fiesta. Por 10 minutos alguien volaría a Maldivas por mí porque tal y como está el panorama no creo que fuese para arreglar los baches de Madrid.
La segunda es que conocí el centro de belleza al que normalmente voy, excepto días de prisas que tiro del de al lado de casa o cosas específicas que no cubren y me voy a otro. Pero digamos que se convirtió en mi centro de belleza de referencia y más después de conocer a su dueña que te hace sentir como en casa y eso en Madrid, qué importante es.
Y aquí viene la tercera y no menos destacable. El día de la despedida y también del que me despedí de unos cuántos euros en varios sentidos llegó la hora de la cena. Por aquel entonces no salíamos de un garito hiper de moda que se llamaba y se llama ‘Válgame Dios’. Y claro, si estaba de moda ahí estábamos nosotras.
Les planteé a mis amigas la posibilidad de cenar allí y quedarnos a tomar unas copas, el resultado fue una mesa para no sé cuantas y todas con unas diademas de flores que ríete tú de la corona que cuelgas en la puerta de tu casa por Navidad.
Cuando nos sentamos a la mesa nos encontramos con unas cuartillas de una obra de teatro que se iba a estrenar, ‘La Llamada’. Vino un chico monísimo y nos dijo ¡Chicas! Tenéis que ir, os va a gustar… por favor me encantaría que fueseis.
¿Qué queréis tomar? Un momento, un momento… ¿esta obra la haces tú? Nos hemos lanzado en esta aventura y mi hermana Macarena es la protagonista. Así conocí a uno de ‘Los Javis’. Tomándonos nota de unos cuantos gins en la despedida de soltera de mi amiga María.
Me estoy sacando unas pelas, porque claro, el esfuerzo es enorme. Enseguida pensé que le tendría que ir bien, siempre hay que empezar desde abajo sobre todo para no perder la cabeza. Y el siguiente movimiento me lo confirmó. Salimos del restaurante y vino corriendo. ¡Chicassssss, chicas! Os falta un euro.
Ese día derrochamos dinero y aún faltaba por venir. No te preocupes, iremos a verla. Así conocimos a Javier Ambrossi y todo lo que vino después os lo sabéis. Musical, película, no sé cuántos premios, nominaciones y ahora parece que hasta ropa.
Son el boom del momento y cada vez que voy al Válgame me acuerdo de ese día. Así se triunfa en la vida… poco a poco y desde abajo, ese es el mejor discurso para uno que empieza.
Las fotos son justo de ese día y como veis ya me llamó la atención…