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Mis adorables vecinos

Últimamente no voy a muchas fiestas, para quien se haya percatado. Sólo voy a las que me apetecen, es una nueva filosofía de vida. Se acabó estar de lunes a domingo por ahí como antes. Que si una fiesta pre-año nuevo con champagne caro carísimo, que si una fiesta en honor a no sé quién, que si los 20 años de una cabecera…

Cuando vives tantas cosas de vez a veces es conveniente parar. Ves que puedes ir a todo y te comes el mundo por si mañana no, que esa siempre ha sido mi filosofía pero creo que la edad puede ser que aporte calma, no lo sé.

Aunque mis ojeras parece que no han desaparecido. He abierto la puerta apresuradamente esta mañana recién levantada y con mi moño a medio hacer lejos de la imagen sexy y glamurosa de Elsa Pataky en la campaña de Women’secret y mi vecina me ha dicho que si había salido de fiesta.

Qué manía, ni que fuese Carrie Bradshaw ahogando las penas amorosas en margaritas por la Fashion Avenue. Me he venido un poco arriba, sí. Le he dicho que la culpa de mis ojeras la tiene el desmaquillante que te promete acabar con los ojos como si hubieses pelado cebollas después de una boda de noche de alto copete.

¿Por qué todos dicen que acaban con el lápiz de ojos que te has puesto a las siete de la mañana y no arrastra ni el retoque de las seis de la tarde? ¿Qué lleva eso? ¿Petróleo? De los creadores de a qué huelen las nubes por favor que hagan la secuela sobre cuántos desmaquillantes de ojos has probado.

Mi vecina de la puerta de al lado es la típica que cuando Dios llamó para repartir la simpatía ella no se entero. Ni el eco le llegó. Ni mucho menos hizo fila a posteriori para ver si lo arreglaba. A mi madre le dijo una vez que yo era la vecina más simpática del edificio. Será por la de veces que le dejo el ascensor bloqueado.

Vivo en un primero y nunca me da tiempo de hacerme un selfie. Subo y bajo varias veces pero dura tan poco que cuando voy a hacer click sale movida de haber llegado a destino. Una vez estaba haciendo gimnasia en el rellano, porque ella es así de curiosa, es el gymrellano, algún día la veo haciendo pole dance en la barra de las escaleras, subí y bajé tantas veces por hacerme un selfie que desde entonces cuando coincidimos hace que la llaman. Obvio no estaba al tanto de que me estaba haciendo un book de fotos instagramero.

Estoy por decirle que no se preocupe, que va a llegar a la hora a casa que tenía prevista, que no tengo una manía de trastorno obsesivo compulsivo de darle al botón mil veces ni tengo especial interés por saber si las poleas funcionan bien.

Mis vecinos dan para tanto que la serie de ‘La que se Avecina’ la veo hasta sosa. La cuestión es que me vino a decir que quitara el coche porque iban a limpiar el garaje. Total, me lo podía haber movido ella, lo hace cada vez que aparca.

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Images: Pinterest

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