Hace un mes recibí una llamada. _‘Te voy a pasar los cuatro capítulos de Vicky por si quieres verlos, te los mando ahora mismo en un correo’_. Era la agencia de comunicación que está llevando ‘Las Berrocal’, el docu-reality de Vicky Martín Berrocal con las mujeres de su vida; su madre Victoria, su hija Alba y su hermana Rocío, que se estrena el 20 de mayo en Movistar +. Abrí el e-mail a medianoche y ahí tenía un momento decisivo en la historia de Vicky, uno más por vivir.
‘Te pareces a Kim’, le dice Alba a su madre a los cinco segundos de empezar la proyección, ‘ahora te vas a jartar de hablar’ le susurra Rocío a Victoria cuando parecen no arrancar en los totales de las grabaciones o ‘¿toda esta gente es necesario que esté aquí?’, pregunta Vicky en la sala en la que se dispone a grabar.
Diez segundos bastaron para dar una masterclass en primero de Berrocal. Anticipación, decisión y carácter. Natalia Moreno, directora del proyecto, clava el patrón. Ha tirado del hilo y ha cosido la historia de una saga imprescindible.
En el minuto seis paro el video para comprender lo que acabo de escuchar y no sé si mandarle un mensaje para dejarla sorda o esperar. Me han venido a la cabeza tantas cosas que siento su ilusión como si fuese la mía, es una virtud de esta familia, sus proyectos son un poco de todos pero ellas son las creadoras de tus propias emociones. Es como el arte, por eso lo mueven todo.
Pasan los días y tengo una sensación extraña. No quiero ir al junket de prensa al que me han convocado porque por primera vez en mi vida reconozco que no sé muy bien por dónde arrancar. Estoy en mi casa apilando unas revistas y tirando otras tantas, vivo convencida de que Hearst en algún momento me va a llamar solo para que haga una donación de ejemplares cuando abran un museo dedicado a las portadas del siglo XX y XXI.
Entre esas revistas veo un periódico, El Diario de Sevilla, lo compré a la mañana siguiente de un desfile de Vicky, el último. Lo compré para decirle al quiosquero ‘esta mujer ayer hizo historia y yo lo vi’, porque yo ya sabía lo que había visto no me hacia falta nada más. El titular rezaba: ‘Vicky Martín Berrocal, regreso triunfal’, lo metí en la maleta y me volví a Madrid. En mi casa ha estado 10 años, no lo había vuelto a ver jamás, ni siquiera sabía que estaba y apareció en plena desesperación. Lo cogí como a quien Dios le echa una mano y pensé que las casualidades, realmente, no existen.
Cuando lo encontré temblé y yo quise que esa familia temblara conmigo, como siempre. Cuando lo desplegué vi a Vicky cambiar hasta de color y me acojoné. No hay otra palabra, perdón al puritano y a la gente que es roca. Estuvimos a punto de hacer efecto dominó. “Es muy fuerte que tú hayas traído ese periódico hoy aquí”, me dijo. Más fuerte, fue dar con él. Su hermana y su hija exclamaron; “¡qué guarda el periódico!”. No, no lo guardé, nos encontró a todas. Porque por mucho que yo haya encontrado un trozo de papel lo que nos removió fue sentirlo.

En el primer capítulo vemos cómo se hace realidad el sueño de la diseñadora con su tienda en la calle Velázquez, un local que contrasta el blanco calmado, que incluso emana esa luz de Andalucía, con la fuerza de los trajes. Una forma de entender a Vicky es ver como, al igual que hizo el día de su boda, controla desde el edificio de enfrente cómo van los preparativos e incluso la llegada de los invitados. Uno de ellos es Borja, sin él no se entiende ya la historia de Victoria, el hombre que no solo salvó a Vicky para que siguiera creando sino que también hizo que la historia de la moda se siguiera explicando.
Del amor textil hay un sorpasso al amor como un fenómeno que jamás podrá ser entendido. Debates en la casa de El Rocío donde no hay velas suficientes que alberguen o descifren los misterios de la pasión. Una mesa, cuatro mujeres y diferentes maneras de pensar pero una forma única de sentir.
En los corrillos no oigo otra cosa que repasar una historia de amor que solo Victoria conoce y en el documental nos introduce. Un hombre ausente, José Luis Martín Berrocal, dentro de una familia nada corriente. En realidad, qué familia lo es. Un amor fuerte que no solo se apagó en la muerte. Un amor, que a día de hoy, defiende con emoción en cada conversación.
Una de las historias más conmovedoras es la de Rocío, el día que la conocí me fijé en el tatuaje de su brazo, ‘Estar sin ti…’ y que Vicky completa en su otro brazo ‘…es estar sin mí’. No había visto algo tan real en mi vida así como la dedicación con la que cuidaba a su hermana. ‘Parezco yo la mayor’, me dijo en un atisbo de reconducir la decisión última de su otra mitad. Rocío nombra la palabra abandono en el documental y creo que todos los que la vimos se nos encogió un poco el corazón. Ella lo tiene grande, no hace falta conocerla mucho para darte cuenta las grietas que posee y que cierra a base de darse a los demás. No tengo que venir yo a contar la de amor que ha dado a situaciones límite. La amiga que todo el mundo quisiera tener y la hija que ha comprendido que cada forma de vivir es lícita aunque duela.
Y la pequeña de la familia, la pequeña de la familia es tela. Esa tela con la que Vicky ha hecho su creación más grande. Una en tacones y la otra en zapatillas su relación no pasa de puntillas. Una frase viaja lejos en el primer episodio, ‘si yo no te hubiese escuchado no estaría tan cuerda’, tienen que verlo. La semilla de la saga despunta sola y ha heredado la bondad de ambas familias.
Cuatro capítulos y cuatro mujeres excepcionales que emanan independencia, lealtad, amor, secretos, éxito, risas, muchas risas… y una historia de vida que se sostiene a través del agradecimiento.
Solo puede que discrepe en una cosa, de una frase que hace años hizo suya, ‘Los sueños cuando se gritan se cumplen’, y yo no estoy tan segura de ello, aunque siempre habrá que seguir intentándolo.
Me fui por donde vine, salí del edificio y solo podía pensar en otra frase que sí merece la pena tatuarse, ‘Vivir es urgente’ y vivir como ellas, debería ser obligatorio.
Victoria, Vicky, Rocío y Alba. Una constelación, dispuesta a conquistar la televisión.

Images: Cortesía DYP y Movistar + (Txuca Pereira).