COLUMNA DE OPINIÓN- Desde hace algunas semanas la diseñadora Vicky Martín Berrocal está en el punto de mira debido a su participación en el programa de MasterChef que emite TVE.
Los miércoles se han convertido en el disparadero de comentarios gratuitos hacia su persona por discrepar sobre sus acciones en el talent culinario. Horas y horas de grabación que se resumen en minutos televisivos donde parece que las tomas buenas no son las falsas.
Su naturalidad arrolladora ha dolido a más de un espectador en una sociedad pompa que está más acostumbrada a observar y despellejar.
La televisión es un corta y pega de momentos que se convierten en historias y no me vengan a preguntar qué opino de cortar y pegar porque nunca lo vi sano ni mucho menos natural.
Llama poderosamente la atención que una persona le diga a otra ‘eso no te ha salido bien, no está bueno’, en relación a un plato mal elaborado y a raíz de ahí salgan titulares como ‘el rifirrafe, el juego sucio, la pelea o se la juega’. Manipulación informativa peyorativa a merced de la corriente.
Si algo le caracteriza a Vicky es intentar relativizar los problemas, reírse de si misma y tener clara la escala de valores en la vida. Cuando una persona siente como lo hace ella, de sobremanera, comprenderán que lo verdaderamente importante juegue en otra división quizá incomprendida.
Siempre ha sido una mujer empoderada, valiente, libre, luchadora… palabras que la gente grita en la calle por el día y en el prime time se concentran en las redes para agitar a golpe de teclado adjetivos descalificativos sin piedad ninguna arrastrando y aniquilando a la empatía o a la diversidad de opiniones que es parte fundamental en el respeto por la convivencia.
La sinceridad tiene un precio alto que habría que saber cómo gestionar para que a posteriori no fuese motivo de acoso y derribo sino de valentía bien entendida, constructiva y favorable.
Vicky Martín Berrocal es una persona que lleva toda su vida trabajando, con una carrera suficientemente dilatada, admirada por hombres y mujeres que hemos visto en ella esa humanidad, valentía y respeto que tanto se valora.
Es una persona extraordinaria que jamás haría daño a nadie, auténtica y leal, no se queden en la capa del ruido, intenten verla… antes de cocerla.
