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CRÓNICA; Con momentos que uno atesora en la memoria de lo que se lleva, así fue el espectacular show de Vanesa Martín en Madrid

Podría empezar esta crónica con frases hechas. ‘Vanesa Martín actuó esta noche pasada en el Wizink Center de Madrid’ o cientos de formalidades con sujeto, verbo y predicado donde en la Universidad, pasados los años, estarían muy orgullosos de mí coherencia escrita.

Pero ella, infiel a que tus sentimientos se alineen, empieza rompiendo esquemas. Te desordena desde la primera estrofa y sólo lo intangible alerta que de ahí vas en caída libre. Puede que los artistas tengan su propio lenguaje para llevarte a semejante viaje.

Seguramente no sea la primera vez que cuente cómo conocí, o mejor, de la manera en la que descubrí a Vanesa. Era un diciembre frío, muy frío, donde estar en casa se convertía en el mejor plan del mundo.

Salí quizá arrastrada por la inercia que te produce esa ‘adolescencia vieja’ donde parece que nunca lo has terminado de ver todo. Llegamos justas para pasar a la sala, unas cuantas amigas en un coche sin GPS y sin biodramina volvimos a dar en la diana del destino.

Allí estaba ella. Tímida pero con ganas, fuerte y envalentonada. Hasta que cantó a capela. Se hace difícil explicar lo que nos pasó a todos por la cabeza en ese momento. Fue como si se hubiese parado la vida. Entonces supimos que eso era diferente, una artista que tenía la capacidad de conectar con el público pero era un público que seguía siendo minoritario.

Hay muy poca gente que traspase esa barrera, entre sin pedir permiso, sin licencia y sin pretenderlo. Creo firmemente que a veces la música no se explica y ella había abierto esa puerta de esperanza.

Pasó la vida, incluída la mía, que se resumía en pasar horas delante de un ordenador a la vez que corría para llegar a todas las ruedas de prensa de la ciudad. En una de las calles más céntricas de Madrid nos citaron para la presentación de su nuevo disco mientras su historia pasaba por mi cabeza como en una de esas películas donde todo acaba bien.

Hasta su último disco ‘Todas las mujeres que habitan en mí’, presentado en la calle Princesa de la capital. Todos los encuentros han tenido en silencio ese momento de mirar a lo lejos con una lección implícita de la teoría de los sueños, siempre alentadora.

Hace 16 años que llegó a Madrid, esta noche actuó en su segunda casa, malagueña ella de pro. Invitados de altura como Kany García, Rozalén o su gran amiga Pastora Soler. Ese momento conjugado por verbos como doler, estremecer o vencer. También como momentos que uno atesora en la memoria de lo que se lleva.

Recomponerse o recolocarse después de sus canciones al piano o guitarra en mano, también sirven como descripción de una noche sold out en uno de los recintos más especiales para todos esos músicos que nos acarician el corazón.

Estamos sin duda ante una mujer emponderada, que sabe lo que quiere, que pone a todo un pabellón en pie cuando le apetece, que con otras canciones lo estremece, lo enloquece y recuerda lo que prevalece.

Ese siempre ha sido su norte, escoger y saber lo que guarda la retina, los sentimientos que a todos nos dominan. Vanesa llenó el Wizink Center con su particular lenguaje hecho canción, como una heroína de ficción.

Le quedan muchos conciertos, sus cuatro noches en el Falla, Londres, Dublin, Barcelona… ella arrasa en cualquier zona. Vanesa Martín, el ejemplo de una cantautora que siempre fue una soñadora.

 

 

(Videos y fotos disponibles en las Redes Sociales de Living Backstage)

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