¡Buenos días! Me cuesta dejar los recuerdos de verano y más si son como este día en este lugar. Hace muchos años como muchos sabréis que veraneo en la Costa Brava, estoy harta de decirlo por aquí, lo repito para las nuevas incorporaciones. Siempre tuve un sueño… conocer esta piscina con este paisaje tan espectacular desde dentro.
En todos los años que llevo yendo, que no son pocos, siempre tuve esa ilusión. No soy la única, mis amigas también se mueren por pisarla. He de decir que pertenece a un recinto privado y muchas me preguntasteis por redes sociales dónde estaba y cómo se podía acceder. Si se hubiese podido entrar, hace años que no hubiese salido de allí.
El caso es que tengo una amiga de alma generosa que cumplió mi sueño dejándome pasar a esta maravilla. Aire hacía como si fuese el fin del mundo por eso las fotos parece que de un momento a otro vaya a salir volando, de hecho soy consciente de que temblaban más que el aire por mí. Pero cuando se me clava una cosa en la cabeza… peligro navegantes. Así que entre el aire y que las fotos están hechas con el maravilloso iPhone (léase la ironía) aún así creo que pude salir airosa y nunca mejor dicho.
Me daba toda la vergüenza llevar la cámara grande, yo soy así, ya estaba bastante abrumada por lo que veían mis ojos. Por cierto no lo he dicho pero está en el enclave de Cap Sa Sal, una cala de Begur maravillosa. Antes esto era un hotel de lujo y ahora lo disfrutan unos afortunados/afortunadísimos por llamarlo de alguna manera. Es una bestialidad el sitio, sin duda de los más bonitos que estuve jamás porque he tenido suerte de ir a sitios espectaculares y quizá pase como siempre pasa con las cosas más bellas del mundo. Sólo tus ojos alcanzan a ver toda esa realidad sin que una foto le haga justicia aunque creo que esta vez sí se lo hace.
¿Y qué os cuento más que pueda igualar a esto? Creo que es una entrada para ver y que las palabras sean lo más discretas posibles. Como veréis incorporarse así al estrés de septiembre, recordando esta maravilla es algo… complicado. Tengo la agenda que echa humo, ayer domingo ya fue algo espectacular desde que me levanté. El sábado estuve en el concierto de Carlos Rivera y ayer tuve que escribir la crónica que si no la habéis leído está en el apartado de las noticias. Mañana os lo cuento pero me pareció espectacular y él de lo más generoso. Mañana doy las gracias pertinentes. Os dejo con esto… Mil besos en el corazón, mañana más.