Si os digo la verdad esta semana ha sido la que probablemente haya batido récord de mails enviados. Mi silla del ordenador cuando me voy llora desconsolada. Le chirrían las ruedas, si no fuese inerte pensaría que hasta me ha cogido cariño.
Debido a esto tampoco es que me hayan pasado muchas cosas para contaros porque he sido un mueble más y menos mal que es viernes porque sino hubiese sido un mueble viejo. O como dice Laura Sánchez, ‘pesas más que un mal marío’, pues eso.
De esos que no los quieren ni en el punto limpio, los muebles, no los maridos. Pero ya es viernes y eso que tengo amigas que empiezan su fin de semana en jueves. Sí, pasada la barrera de los 30 también podemos salir los jueves, no somos muebles tan viejos. ¿No dicen que los 40 son los nuevos 30? Una ofensa para los de la treintena claro, que la siguiente fase en descender casi es la adolescencia y a esa no queremos volver ni muertos.
La verdad que de mi adolescencia tendrían que hablar en mi casa pero tampoco es que haya sido muy problemática. Tenía claro las normas y discutir me daba pereza. Siempre me ha gustado invertir bien el tiempo. El otro día en Facebook, que todos los días te hace un recordatorio de unos años atrás (a quién no le guste recordar el pasado que se lo vaya cerrando) me apareció una foto del colegio mayor. Ahí ya habíamos pasado la adolescencia y probablemente sería a la única etapa que volvería carrera incluida porque me lo pasé en grande.
Esto puede parecer raro pero hacer la carrera no me costó ningún suplicio, no así en cuanto esfuerzo, mil asignaturas teníamos. Era lo que siempre había querido hacer y en clase me lo pasaba bien, qué más se puede pedir.
De hecho en la universidad es el único sitio que me echaron de clase por hablar, ni en el colegio, no podía parar. El otro día leía una frase de un compañero periodista que decía; ‘de pequeño me echaban de clase por hablar y ahora me pagan por ello’.
Si es que la vida está mal hecha. Por eso lo del método este que os comentaba hace unas semanas de Montessori me gusta tanto, porque fomentas lo que te gusta. En fin, que me desvío de tema.
Lo que decía es que no volvería atrás, yo no, ni muerta, qué pereza más grande volver a pasar por situaciones y por querer hacerlas diferentes tampoco porque supongo que la experiencia si adquiere con eso mismo así que si me equivocoqué , que lo hice unas cuantas veces, me volvería a equivocar igual.
Me da pereza la gente que dice que ‘sí volviera atrás no lo volvería a hacer’. Pues yo sí.
Todo esto lo afirma una melancólica porque cuando vi la foto en la que estábamos todas casi me da un ataque de nostalgia que pude frenar al pensar que las mismas seguimos a día de hoy contándonoslo todo. Algunas con distancia geográfica de por medio y otras no, casi vecinas.
El caso es que vuelvo a repetir que a veces me recreo en el pasado para sonreír pero pocas veces para echarme nada en cara. Porque está ahí para bien o para mal. No es que me quiera poner filosófica un viernes pero justo este fin de semana me voy a echar a la calle para disfrutar de unos amigos que hace que no veo mucho tiempo y me ha dado por pensar.
Entre los recuerdos de Facebook y los que acumulo en la cabeza lo mejor será seguir creando. ¿No os parece? Poco más que decir porque los viernes no son ni siquiera para leer, son para salir y vivir. El lunes veremos como lo arreglamos. ¡Feliz fin de semana!
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