in , , ,

CRÓNICA: Malú, un huracán indomable en Madrid con Oxígeno Tour, su mejor gira hasta la fecha

Ni siquiera había comenzado vocalmente cuando la primera lección flotó en el ambiente. Una pantalla proyectando su larga trayectoria y algunos segundos más dedicados al que alguna vez ha de nadar contracorriente, con un mono rasgado quizás por la vida o por la huida, en todos casos buscando la salida.

Y lo consigue, llega a una superficie después de impulsos en repetición, ese tesón que tan poco se estila a día de hoy. Respira, aliviada, calmada, ha encontrado la orilla después de tantas millas.

Se apagan las luces, aparece, está donde quiere estar y comienza a cantar. Poca broma, a este show no le falta ni una coma. Desde la expresión corporal o la escenografía con la que prometió que la liaría. Llaman de él la atención sus formas triangulares y me ha dado por leer su gran simbología.

Los triángulos pertenecen a lo relacionado con el hemisferio izquierdo, no cabe duda que Oxígeno Tour está creado con esa mitad en la que se alberga el corazón. También que si apunta hacia arriba es fuego y que si mira hacia abajo es agua. Ahí tienen el resultado, para los que vayan desorientados.

Me dejaré lo de las constelaciones estelares porque para estrella ya está ella. Ha chocado con todos los planetas que saben entender su música y se ha fundido con ellos en el sonido más bello. Todo el recinto enloquecido a un solo latido que bombea fuerte con canciones como Contradicción, Me quedó grande tu amor, Cenizas o Me fui, porque en todas ha huido de lo establecido dejando al público enmudecido.

Un poco más en Ciudad de Papel cuando la gente ni parpadea después de enfundarse una falda de cinco metros de tela blanca con el único color que proyectan sus compañeros de producción. Todo un despliegue de imaginación después de la lección de una acción desprevenida.

Los latidos se contraen en Oye. Ella cierra los ojos y los asistentes abren el alma. Hace lo mismo con las manos cuando trata de poner exclamación a una canción que de por si acaricia hasta el por qué más elevado. Aprieta los puños, en un amago de contradicción, un ‘nudo en la garganta’ es lo que se le queda a todos los asistentes, después de que su fragilidad quede patente.

No podía enlazar mejor hacia Ángel Caído para finalmente pedir que le devuelvan la vida revolviéndose entre los flecos que tantas horas ha pasado su estilista en coser, uno a uno, liberados en Toda o en las canciones más salvajes.

Sólo con esos flecos triangulares que saben a raza y origen, después de pasar por varios cambios de vestuario, podía volver a Aprendiz. La misma que hace eco aunque no haya ni un solo hueco.

Desde el director musical pasando por los de toda la vida a las nuevas incorporaciones, todos hacen del show el mejor lugar para nadar en una misma dirección. En una sincronización milimétricamente perfecta de detalles pero con locura descontrolada en cada una de las emociones.

Malú es una artista de raza, de saga, de arte incontrolado. Cálida en distancias cortas, huracán indomable, talento nómada que conquista donde hace escala. Un legado al que muchos se han aferrado, desde el niño hasta el jubilado. No intenten encontrar un producto, son años de usufructo.

Lo ha conseguido, es el show más espectacular de su carrera. Agarra el pie de micro, se inclina hacia delante, provoca un rugido y se va rompiendo lo establecido.

MALÚ OXIGENO TOUR

Images: Live Nation Prensa (Equipo Malú). Sony Music

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *