in , , ,

Lleno de sonidos emocionantes y grabado sin prisas en un bucólico rincón del Ampurdán, así es el nuevo disco de Judit Neddermann

La música jalona el camino de Judit Neddermann desde siempre. Sus padres le transmitieron la pasión por la misma desde que era una cría, atizando el crepitante fuego de la vocación temprana, estimulando su rica formación académica y permitiendo el desarrollo de una precoz carrera profesional.

Impresiona revisar la hoja de servicios de Neddermann. No sólo por la cantidad de asientos que incluye, también por la diversidad de géneros que ha abordado. Durante un decenio, llevó la voz cantante en la banda de mestizaje caribeño The Gramophone Allstars. Ha reinterpretado el “Winterreise” de Schubert junto al grupo de clásica contemporánea Quartet Brossa.

Buceó en nuestra riquísima tradición folclórica de la mano de la banda de percusión Coetus. Formó poderoso equipo con la inclasificable pianista Clara Peya. Y ha colaborado con músicos tan populares como Alejandro Sanz, Jorge Drexler, Serrat, Macaco, Amaia o Rozalén.

La cantante y compositora catalana publica “Aire”. Es el cuarto álbum a su nombre y también es el primero que graba en castellano. Un revelador viaje a Cuba, el vínculo con Alejandro Sanz –quien la espoleó para que probase a componer en español– y su interés por conquistar otros espacios de creatividad la animaron a tomar este nuevo camino de expresión.

Las canciones de “Aire” se gestaron en Vilassar de Mar, el pueblo en que Judit nació hace 29 años. El lugar en que formó sus primeros grupos. El sitio en que creció antes de mudarse a Barcelona para estudiar con la primera promoción homologada del prestigioso Taller de Músics.

Hablamos de un disco que fluye sereno pero que llama a las cosas por su nombre. Producido por el multiinstrumentista Arnau Figueres, cómplice artístico de Judit desde hace un par de años, se grabó sin prisas en un bucólico rincón del Ampurdán, en un proceso de profunda inmersión creativa que ahora se materializa en once composiciones detallistas y dinámicas, aunque plenas de equilibrio.

La garganta de Neddermann emite con la potencia acostumbrada, amplísima en su registro, matizada cuando es menester, pero siempre emocionante. Una voz cristalina, elástica y rica en oxígeno, modelada en torno al jazz vocal clásico, el folk mediterráneo y la tradición pop que navega desde las costas de Brasil hasta las islas de África Occidental.

 

“Aire” es la bitácora de un viaje en el que abundan las escalas de autoafirmación y sororidad. La sutileza de sus formas contrasta con la consistencia de un discurso que siempre conjuga el femenino, tanto en singular como en plural.

En él se canta a las mujeres en general –“Luna”– pero también en particular. Es el caso de “Jo et canto a tu”, que Judit compuso pensando en su madre, figura clave en su formación musical y personal. Aquí también escuchamos el piano de Meritxell, su hermana mayor, con quien publicó el delicioso “Present” hace apenas un año.

“Vete” y “Vicio” pasan las páginas más dolorosas de este diario con firmeza, anunciando un tiempo nuevo, libre de relaciones intoxicadas por el yugo del patriarcado. También se celebra el oficio de cantar y compartir canciones con una sonrisa franca y contagiosa, ajena a los dictados que a menudo se imponen desde ciertos despachos.

“Siento que vuela”, el primer adelanto del disco, resume en poco más de dos minutos y medio la determinación de Judit por extraer lo mejor de un trabajo con el que lleva comprometida toda la vida. Es el sonido de la alegría que supone comprobar cómo sus partituras tienen un efecto positivo y sanador en aquellas personas que saben apreciar su esfuerzo y la animan a seguir.

“Aire” es una obra orgánica que sorprende por la coherencia de su estructura interna. Tiene su planteamiento y su nudo, pero propone un final abierto y evocador. En el último tramo dirige su proa hacia las costas de una nueva esperanza, cabal y asequible.

“Tiempo”, compuesta junto a Arnau Figueres y perfumada con aires de bossanova, allana el camino hacia “Baracoa”, miniatura acústica batida por las suaves olas de ese Caribe que tanto ha enseñado a Judit. Es la coda, pero también el retorno al origen de un disco que siempre va a estar ahí, dispuesto a escucharnos

Images: Universal Music

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *