No sé a vosotros pero a mí me gustan los resquicios del fútbol. Me explicaré con claridad. La pizza de durante y la Coca Cola de antes. El fútbol básicamente es, como cuando con unos años menos pruebas la cerveza. No te gusta nada, te sabe amarga y llega un momento en tu vida que acabas saliendo a tomar el aperitivo y acabas pidiendo un clara con limón. Sí, me gusta vivir al límite pero no tanto.
El caso es que el fútbol surge en mí ese efecto. Al principio no me gustaba nada, luego te gusta la trasera de los jugadores y posteriormente te llega un novio futbolero y no te queda otra que saber a qué hora juega el Real Madrid y los planes que no puedes hacer en casa porque molesta hasta la campana del microondas.
Tengo que confesar que he sido de diferentes equipos a lo largo de mi vida. Si el novio era del Betis, yo del Betis hasta la muerte. Ahora parece que me he asentado en el Atleti pero la descordinación máxima llega cuando se celebra el Mundial.
He llegado a ver programas de fútbol más atenta que fichando la última colección de Zara todo por impresionar. Me sé un jugador por equipo y eso no tiene otro motivo que lo influencer que sea su señora.
Aquí las reglas mnemotécnicas cada uno las aplica como puede. Pero volviendo a lo que mueve el fútbol, es maravilloso porque me parece que promueve muchas cosas buenas como el compañerismo (no siempre cuando se ponen borricos, pero bueno ‘no suele’ ser lo habitual, tampoco me gusta hablar de lo que no manejo así que como veréis esta columna está hecha desde un punto de vista muy banal), la competitividad, el deporte como vida sana… muchas cosas que no podría enumerar pero son la cara amable sin ninguna duda del deporte.
Sólo hay que ver como un país se une cuando su selección juega un mundial. Como decía no quiero que nadie se tome esta columna como algo imprudente, espero que se refleje ese sarcasmo que siempre le doy a todo pero insisto que a mí lo que me interesa del fútbol es el aperitivo.
El supermercado está lleno de comida hecha o tarros que te solucionan la existencia para que no tengas que cocinar, perdonenme pero deberían de estar todo el año. Como una especie de por si acasos para gente con prisa, poco tiempo o vagancia suprema.
El caso es que está lleno de bandejas que te solucionan el tentempié y seamos realistas… más allá del marketing son maravillosas. Ese ambiente que se crea alrededor de la mesa, ese tú llevas más croquetas que yo, esa loncha de jamón era mía o por qué no hay más cervezas en el congelador.
Ese, esto se nos está quedando escaso vamos a llamar a Telepizza y el telefonista lleva un estrés que ni Messi defendiendo sus colores. Por no hablar del de la moto cuando llega y estira la cabeza que parece que el gol lo va a meter él con eso mismo.
En la vida somos felices con poco pero a veces nos empeñamos en prosperar de una manera absurda cuando un simple momento entre amigos nos hace feliz. A ver si ganamos… y si no… pues eso que se gana el de Telepizza. Feliz Mundial.
Images: Living Backstage