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El Kintsugi o cómo algo roto puede alcanzar una belleza inimaginable

Los primeros días del pasado año empezaba esta columna hablando sobre ‘un año sin compras’, lo había leído en un artículo y luego llegó hasta los telediarios.

El caso de una persona que había decidido estar un año sin comprar cosas que no son de ‘primera necesidad’. No compraba ropa (evitaba Zara, ahí ya entenderéis el sacrificio) ni tampoco ‘superficialidades’ ni caprichos como comprase la libretita monísima de turno teniendo varias guardadas en el escritorio de tu mesa.

En resumen… hizo un experimento y sorprendentemente aguantó excepto cuando tuvo que comprar regalos de cumpleaños para sus amigas que ya se le descontroló un poco el tema.

Este año, no deliberadamente, hice un experimento. Tener un armario cápsula. Sólo con prendas, pocas, que combinen entre sí y no tener mil caprichos de temporada que compras sueltos porque son ideales y luego no sirven para otra cosa que acumular sin sentido ropa.

Cuatro pantalones/faldas, cuatro camisas y cuatro jerséis de cuatro tonalidades diferentes y a combinar entre ellos. ¿El resultado? Muchos conjuntos con pocas prendas y un ahorro del 70% en gasto de ropa. Y lo mejor de todo… me gusta porque me ha ayudado a despertar el ingenio, a ahorrar y a ser más organizada y práctica.

Todo esto viene porque creo que tiene relación con algo que quiero contar hoy, o al menos son filosofías de vida muy similares.

O quizá me ha gustado tanto lo que he leído que lo quiero aplicar para continuar con mi filosofía menos consumista, sin volverme loca tampoco, es cierto que la economía de un país es la oferta y la demanda pero también pienso que tenemos muchas necesidades absurdas y sobre todo aquellos que vivimos en capitales grandes donde tienes un montón de cosas innecesarias al alcance de la mano.

He leído sobre algo que me ha fascinado y nunca había oído. El Kintsugi. ‘Es una técnica centenaria de Japón que consiste en reparar las piezas de cerámica rotas y que ha acabado convirtiéndose en una filosofía de vida. Frente a las adversidades y errores, hay que saber recuperarse y sobrellevar las cicatrices’. Casi nada.

A ver si lo sé expresar adecuadamente… Tengo un trabajo fino por delante, veréis. Lo que quiere decir es que se nos rompe algo y lo tiramos a la basura. Y no sólo eso sino que el trasfondo es que no valoramos lo imperfecto, eso nos hace tener complejos absurdos y no sabemos ver que en la imperfección está lo único de las cosas.

Seguiré explicándome. Además nos hace tener una mentalidad de que las cosas se remplazan con facilidad porque no valen para nada, omitiendo que si lo arreglamos podemos conservar aquello que alguna vez nos hizo feliz. Es aplicable a muchos campos de la vida, no simplemente una taza.

Os hablaré un poco más sobre el Kintsugi: ‘Hace cinco siglos, surgió en el lejano Oriente el kintsugi, una técnica artesanal con el fin de reparar un cuenco de cerámica roto. Su propietario, Ashikaga Yoshimasa, muy apegado a ese objeto, lo mandó a arreglar a China, donde lo arreglaron con grapas. No contento con el resultado, recurrió a los artesanos de su país, que dieron finalmente con una solución atractiva y duradera.

Mediante la unión de los fragmentos con un barniz espolvoreado de oro, la cerámica recuperó su forma original, si bien las cicatrices doradas y visibles transformaron su esencia estética, evocando el desgaste que el tiempo obra sobre las cosas físicas, la mutabilidad de la identidad y el valor de la imperfección. Las piezas tratadas con este método exhiben las heridas de su pasado, con lo que adquieren una nueva vida. Se vuelven únicas y, por lo tanto, ganan en belleza’. (Lo leí de casualidad en el periódico, ¡bendito encontronazo!)

No hay mucho más que decir excepto que me parece algo fascinante por el aprendizaje y el trasfondo de esta historia. También de valorar nuestras propias imperfecciones porque no tenemos algo que no nos gusta quizá tenemos algo que vemos como los demás han querido y en parte porque nosotros mismos no lo hemos valorado como es debido.

No me voy a enrollar mucho más porque sino la columna se hace muy larga pero pensar en esto… pensar en todo l0 que sugiere y sobre todo tenemos que aprender a amar lo diferente porque la sociedad nos conduce por un camino de perfección que muchas veces lleva al desastre y nos mina como personas REALES.

Images: Kintsugi Planet, Pinterest

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