Esta semana, previa a las edulcoradas navidades del perfeccionismo social en cuanto a relaciones interpersonales, empezaré explicando o mostrando mi malestar ante el intrusismo periodístico.
Solo fruto de la pasión por la vocación, la enseñanza aprendida y constante o el rigor profesional que nunca debería quedar en vano.
Cuando diferentes medios de comunicación ‘pequeños’, que permítanme pero pequeños en un mundo de titanes ya es algo cuestionable, no solo por el hecho de estar sino de lograr, se zambullen en algo tan apasionante como la ‘meta profesional’, cada uno en el campo que sueña, y ve la hecatombe diaria dan ganas de ¿expresarse?.
Tranquilidad, me explicaré breve, sinceramente y expondré mi caso particular llanamente para la reflexión. Que nadie se vuelva loco, es una parte de la tarta que hay que ver. Y analizar a quien corresponda.
En alguna ocasión, alguna, no es una constante con lo que ya me toque luchar, afortunadamente, nos hemos quedado sin cubrir alguna alfombra roja, rueda de prensa y derivados actos comunicativos. Lo ha sido porque la dieta no nos ha funcionado debidamente y no quedaba espacio para nosotros. La piña por la noche no hace tanto efecto como pensábamos.
Fuera de comparaciones gourmet, se ha primado a medios que dan titulares fuera de lugar, morbosos, que nada tienen que ver con la profesión de la persona entrevistada, que se sacan fuera de contexto y un sinfín de argumentos que entran dentro del negocio previsible y que bueno, existe, respeto, somos muchos, creo en la diversidad aunque no se comprenda y se piense que tan solo es quedar bien, no es así, me parece un sector con un público determinado y lo acepto.
Lo que me parece inadmisible es que gente que quiere trabajar con rigor no tenga cabida porque se antepone que a Pablo Alborán le tengan que sacar un titular de política ‘cizañoso’ antes de unas elecciones que su trabajo reciente.
No soy imbécil, sé que es un negocio, pero el de Gran Hermano está llegando demasiado lejos, por poner un ejemplo de muchos. La última nota de prensa aseguraba que quintuplicaba a su competidor, no sé qué día de la semana porque lo dan constantemente. Da mucho dinero pero ¿qué herencia le estamos dejando a los más jóvenes? ¿qué valores? y lo más importante, ¿dónde está la cultura del esfuerzo?
Pero qué más da, si da dinero. Es la frase del SXXI, que ya no respeta ni lo inalterable. Lo último es meter a fans en alfombras rojas para que entrevisten a su ídolo porque las preguntas de los periodistas afirman: ‘son una basura’.
¿Y los que queremos preguntar de una manera diferente? ¿dónde se nos coloca? Me he hartado de preguntar en qué grupo me ponía para no hacer preguntas personales Y DEJO CLARO QUE RESPETO A LOS COMPAÑEROS QUE SÍ QUIERAN HACERLO, sin obtener una respuesta en condiciones.
A veces me han mirado como si no vas a preguntar por su pareja para qué estás aquí o en ocasiones no se nos ha citado porque sólo y exclusivamente quieren otro tipo de prensa. No es que los periodistas preguntemos siempre por lo mismo, es que a veces ni siquiera aparecemos.
Lo que más asombro me produce, es que periódicos que degüellan a personajes luego reciban un sí a una entrevista en promoción o que fans, admiradores y derivados se presenten en ruedas de prensa haciendo flaco favor a la gente que lucha por defender su profesión.
No me parece el sitio, con mis palabras no voy a la destrucción ni al enfado, expongo que hay un grupo de personas que creemos en otro periodismo, ni bueno ni malo, otro al que deberían, a quien le corresponda, tener un poco más consideración cuando las cosas se hacen con esfuerzo, trabajo y respeto.
Images: Living Backstage.