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Crónica: Malú, A todo sí- 25 años de Aprendiz

Después de devorar estadios ha decidido masticar teatros. Malú sacaba hace unos meses su nuevo disco ‘A todo sí’ para celebrar sus 25 años en la música, no lo hacia sola, lo hacía arropada de un buen número de compañeros con los que renovaba sus clásicos más aclamados y algún que otro capricho. 

Desde hace unas semanas ha decidido celebrar onomástica girando por España de una manera inesperada para los gurús de la industria. Se podría decir que es de las pocas artistas que es fiel a lo que siente y necesita, aunque sus trenes pasen constantemente hacia un lugar que cuelga el cartel de overbooking y donde el arte se respira un poco más artificial.

Su éxito empezó sin medias tintas. ‘Aprendiz’ le cambió la vida y a día de hoy, si la googleas, te das cuenta que la palabra es casi patrimonio de la humanidad.

Sonaba en las radios, en los programas de televisión donde existía el espacio para la música o series de máxima audiencia como ‘Médico de familia’ que congregaba a millones de personas frente al televisor, todos querían de su presencia. Una revolución en la que era difícil mantener la cabeza.

Sus discursos no son en vano, ha tenido que lidiar con personas y hechos en tiempos que no correspondían y forjarse a si misma una personalidad definida para marcar un camino con los menos contratiempos posibles, aunque los ha habido, así es la vida no solo para ella sino para todos.

Una vida marcada por viajes, conciertos, discos… una vorágine que la calle demandaba en una época donde el fenómeno fan venía casi más de fuera que de dentro. Su auge no lidió en tiempos de Operación Triunfo pero sí lo hizo con los Backstreets boys o las Spice Girls. Los bailes se pedían a la profesora para final de curso porque Tik Tok era palabra del futuro, entonces las canciones no se viralizaban, se escuchaban, te movían y removían, sin exposición mediática mediante.

Tuvo tantas agallas que cogió la maleta y tiró para el otro lado del planeta. No sin su teléfono haciendo un poco más rico a César Alierta, lo siento por la Generación Z, todas estas batallas empezaron por un ‘sujeta’. Singles, videoclips, promos y entrevistas. Una vida cíclica de la que se esperaba mucho y daba todo. 

Cautivó a toda una generación y despertó a la siguiente con ‘Blanco y Negro’, un himno con letra. Eso fue la locura, la academia pedía paso pero no había quien pudiera con ella, estaba más que consolidada en un mercado musical que la reclamaba.

Discos de Platino, Oro, reconocimientos como el Premio Ondas, nominaciones a los Grammy Latino, Premios Cadena Dial, primera artista femenina en llenar el Palacio de Deportes de Madrid cuatro veces en una misma gira… eso nos lo sabemos todos pero el premio más importante lo cosechó el primer día.

Se coló en la vida de la gente, los momentos, las emociones y los sentimientos. Cuántas vidas removidas con canciones que sirven para identificar emociones, con las que miras hacia dentro y te das cuenta de lo sencillo y lo complejo, la esencia frente al filtro.

Después de varias semanas girando con A todo sí- 25 años de Aprendiz, Malú llegaba anoche con el primero de sus cuatro shows al Circo Price de Madrid. La cantante, fiel al segundero, salía a jugar en casa y levantó hasta los que andaban por la Nasa. Un viaje estratosférico que despegó con Aprendiz y visitó más de 28 planetas. Descubrió vida en cada butaca de ese recogido firmamento, a golpe de movimiento levantó a todos del asiento. No cabía más conquista en una sola pista.

Pasó por todas las coordenadas desde la alegría al llanto, por la luz, la fuerza y la calma, porque hay que ser muy valiente para levantarte y mostrarle a la gente tu alma. Hace tiempo que no veía a una grada tan entregada, ni un lenguaje universal que creara una atmósfera tan especial. Malú ha querido celebrar su carrera cerca de la gente, siendo fiel a lo que su público siente. Después de todos estos años creo que esta siendo una gira necesaria en un mundo convulso, en cada teatro se esconde la alegría que a veces se nos lleva el frenetismo. Donde no existe el miedo ni tampoco el abismo, solo la emoción de cada canción. Con Israel Fernández nos ha traído el arte, la cultura y el arraigo. Esta gira es esencia minoritaria, no vayas a ir, si no estás dispuesto a sentir. Gracias por el sentimiento más imponente de la vida, solo los que saben estremecerse, saben valorar el hogar. Nadie puede domarte cuando eres felizmente salvaje, enhorabuena también por eso.

Ahora, siento que he cerrado un ciclo, cierro etapa porque creo que no es necesario ni tampoco bueno para la imaginación describir capítulos asiduamente.

Mis sensaciones no varían tanto cuando veo algo que merece la pena y no quiero que nadie piense que no existe la imparcialidad, yo siempre he escrito y me he guiado por lo que me ha producido una sensación, yo no escribo con la cabeza. 

La empatía y saber mirar, es algo que hay que trabajar mucho y yo me he tomado mi tiempo en que así sea, aunque a veces no siempre se logre. Hace no mucho hablando con mi amiga Vicky Martín Berrocal le preguntaba; ¿cómo se llega ahí, a la calma? y ella me respondió; “los años te dan muchas cosas que no puedes entender sin que no haya pasado el tiempo”. Lo que quiero decir es que cada uno está en un punto de la vida pero a mí, en mi casa, siempre me enseñaron a fijarme en gente que es ejemplo y lo seguiré haciendo toda mi vida.

“Solo lo que está hecho desde la alegría, la sencillez y la calma transmite verdad. Solo lo que nos emociona nos transforma. Y nos alarga la vida”, Gema Veiga.

Images: RR.SS Malú.

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