¡Viene Blanca Suárez!, ¡viene Blanca Suárez! ¡Blanca Suáreeeeez! La primera vez que conocí a la actriz ‘la presentó’ a voz en grito un organizador en una premiere en pleno centro de Madrid.
Aparte de cerciorarme que tenía los pulmones de un new born, posteriormente me di cuenta, que en este trabajo cuando uno se estresa, espabila al resto con un bingo de invitados y cantas línea o premio gordo según el tipo de personaje.
Una vez que el tímpano me dejó de resonar como campanas de pueblo, los flashes se dispararon y la cinta de ‘ni un paso más’ hizo la caída del muro de Berlín.
Apareció con un vestido de terciopelo verde de Fernando Claro Couture y los compañeros se agolpaban ante la actriz del momento. Han pasado unos años y no ha dejado de serlo.
Hace unos días, pregunté a los lectores de este medio, qué personaje les había marcado en este año tan convulso y fueron muchos los que señalaron a Blanca Suárez. Creo firmemente que lo es.
Con un sinfín de proyectos a sus espaldas, la madrileña ha sabido a base de constancia y trabajo posicionarse como una de las mejores actrices en suelo patrio. Pero no solo aquí su éxito es arrollador sino que gracias a las plataformas, Blanca, es admirada en numerosos países. Tan solo hay que darse una vuelta por sus comentarios de Instagram para saber que su tirón no entiende de fronteras.
Las marcas se la rifan, las firmas de moda alaban que se vista con sus diseños, es protagonista de los mejores editoriales y los directores celebran que su talento esté asociado a su nuevo proyecto.
Su bagaje viene de lejos pero muchos la han descubierto a través de ‘Las Chicas del Cable’, fueron años estables, cuatro temporadas y algún capítulo más, para los nostálgicos de sus hazañas.
‘El Internado’, ‘El bar’, ‘A pesar de todo’, una peli con Almodóvar… una lista sin acabar a la que se le suma Jaguar, su nueva serie por estrenar.
No se crean que en época de pandemia ella no iba a estar en cartelera, lo hace de bodeguera, en una historia inspirada en hechos reales, capaz de levantar cifras fatales.
Tiene un equipo que rema a favor y se retroalimenta con un propósito claro, no es una actriz cualquiera, tiene una meteórica carrera.
Sabe que tiene talento, lo intuye, pero en el agradecimiento lleva implícito esa mezcla de pudor y alegría que le han dado numerosas historias con precipicio a la victoria.
Hace unos días me convocaron con ella en uno de los hoteles más cool de la capital y tengo que reconocer que iba más inquieta de lo normal, quizá porque ansiaba volver a la normalidad en tiempos de pandemia o porque cuando un personaje ha crecido tanto, la expectación sabe diferente.
Quise entrar en la sala un poco antes para ver el panorama. Se abrió la puerta y ahí estaba, al lado de un árbol de Navidad y una chimenea de cuento llena de productos tecnológicos de los que es imagen. Los fotógrafos pasaban por grupos reducidos pero solo se escuchaban los flashes y el murmullo del equipo.
Su estilista, Leticia, le iba pasando el rodillo por los pantalones para cerciorarse que no quedaba pelusa alguna de su chaqueta de lana y su maquilladora, Natalia, se aseguraba que su innovador eyeliner estuviese en su sitio.
Cuando el fotógrafo terminaba ella daba las gracias y asentía con timidez. Estoicamente uno por uno, si hubiese que describirla, la profesionalidad sería su palabra.
Me quedé observando, todo pasaba rápido a su alrededor pero tenía una serenidad admirable. Volví a salir y a los cinco minutos me volvieron a llamar. Era mi turno, me acerqué para intentar descubrir a un personaje que tiene más que claro la raya de sus acciones, porque en esta vida hay que saber, y más en la cima, distinguir el circo de la calma.
Te hace sentir tranquila, es dispuesta y gana calidez en distancias cortas. No era la primera vez que la entrevistaba pero sí la primera que era consciente de que su figura es aclamada por millones de personas. Ella no se lo para a pensar, me dice. Supongo que forma parte de su naturalidad. Pinta a divertida y contesta sincera y cómplice.
Blanca Suárez no da titulares morbosos ni falta que le hace y mantiene coherentemente su vida privada fuera de los focos. Posteriormente es preguntada y se le revuelve la mirada ante el desnudo a su vida, sabe que genera expectación pero no tolera la intromisión.
Termina un año duro, en el que Blanca no ha dejado prácticamente de trabajar y se siente agradecida por ello. El verano que vivimos estará unas semanas más de la cuenta en cartel, no se la pierdan, no falta ni el fino ni el moscatel. Una historia de amor conmovedora con la mejor banda sonora.
La vida nos ha sacudido pero ella tiene el don de sacarnos del ruido, pertenece a la cultura y es la forma más segura de aliviar el corazón, transitando por sentimientos, dejando atrás los lamentos, vayan al cine, al menos, hasta que la pesadilla termine. No dejen al quinto arte en un punto y aparte, recuerden que esta actriz madrileña de todos los sueños se adueña.
Images: Blanca Suárez RR.SS, Agencia Ángel Schlesser. Cortesía Agencia Guerlain (Andrés G.Luján)