¡Buenos días! El viernes pasado estuve en ARCO, la Feria de Arte Contemporáneo que se celebra en Madrid. Quería verlo de una forma tranquila y aunque a simple vista pueda parecer que mi mundo es otro, el de la moda, pienso que tienen muchísimo que ver. Los viernes por la tarde suelen ser mucho más relajados en cuanto a trabajo, y más después de las semanas de la moda donde nadie entiende de días festivos así que llamé a una amiga para ver si quería venir.
Ella estudió Bellas Artes, no podía decir que no. Tengo dos entradas, si quieres vamos así rapidito y luego nos vamos a tomar algo y nos ponemos al día. Perfecto. A las 16:30 en la parada de metro de Campo de Las Naciones. Llovía de una forma desmesurada y los atascos en la capital incluida la M-40 daban horror pero llegué asombrosamente bien de hora. La recogí en la parada y para no perder las costumbres aparqué cerca de la puerta. Frío, aire y lluvia eran la mezcla perfecta para pasear por ARCO. Dos enormes pabellones de IFEMA albergaban la feria y después de llenarme de mil planos, catálogos y derivados empezamos el recorrido.
Siempre me gusta saber qué voy a ver así que a parte de lo que pudiera coger, en casa ya me informé un poco de lo que este año andaba por allí. La obra más cara, que si no me equivoco era la de Anish Kapoor, por lo menos la más fotografiada seguro, era asombrosa. Hubo otra que os pongo en las primeras fotos que era una especie de panel enorme con diferentes tejidos en negro que yo no sé si es que me tiró la profesión o qué pero me apasionó. Hablaos de las obras me da hasta apuro porque creo que no soy quién para hablaos de ello siendo que no soy una especialista en el tema. Os dejo por aquí lo que a mí más me gustó pero hablar de ello me parece fuera de lugar, como os digo, no soy la persona apropiada. Me gusta el arte, de siempre, desde que tengo uso de razón me ha llamado mucho la atención por eso disfruté mucho visitando ARCO.
Lo que en principio iba a ser una visita rápida para poder hablar tranquilamente de nuestras cosas posteriormente, se convirtieron en cuatro horas recorriéndonos absolutamente todo. Eso sí, hicimos parada en la zona de restauración para hacer un descanso. Acabamos agotadas pero mereció muchísimo la pena. Agradezco la invitación porque hay detalles en la vida que son tan satisfactorios que los sientes muy dentro de ti. Supongo que como el arte, que no para todos es igual. Mil besos en el corazón, hasta mañana.