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Crónica; Asistimos a la presentación de Atlántico, el nuevo disco de Marco Mengoni

Hace unos meses, un cantante de suelo patrio, trajo una serie de invitados a uno de los festivales más cosmopolitas de la ciudad. De aquellos que te salvan el verano madrileño y lo convierten en una noche de estío inolvidable.

Una legión de seguidores me insistían que su presencia era única e inigualable. Perdonen pero no le seguí la pista, son uno de esos errores que una comete en la vida para crecer a todos los niveles.

Marco Mengoni no estaba en mi play list diaria, ni había cabida para nadie más. Podría denominarse un cerrado por obras ante la avalancha de nuevos trabajos discográficos por analizar. Pero cuando el camino se abrió probablemente el paisaje era mejor de lo que había imaginado.

Se llama miedo a lo desconocido que se termina por denominar necesidad diaria. Como quien comparte espacio vital intelectual y se retroalimenta del conocimiento adquirido.

Hace unas semanas llegó a esta redacción una nota de prensa sobre la presentación del nuevo disco de Marco Mengoni, Atlántico, en España.

El lugar, la Casa de América y cruzar Madrid bajo una ola de frío, misión casi imposible. Pero hasta esa belleza de edificio llegué y todo me siguió pareciendo en la misma línea.

Lo confieso, no sabía nada, tan apenas que era italiano. También me parece bueno observar lo desconocido, quizá esa pureza de lo nuevo es el motor de lo que uno acaba siendo.

Marco Mengoni salió con algo de demora y me dio tiempo a darle fuerte a la imaginación. En una pared, una proyección del mar Atlántico, con sus peces de colores, sus corales… ni tiempo me dio a ponerme nerviosa ante tanta calma marítima.

Enfrente, todo preparado para su debut, al menos en mi persona. Una chica le presentó para todos los medios españoles, que resultó ser la del tiempo en Mediaset, supongo que por aquello que todo el mundo quiere estar presente cuando llega el anticiclón.

Charlaron durante unos minutos en los que me quedó claro que era un tipo aventurero tras su escapada de mochilero a Cuba, sus experiencias varias alrededor del mundo para inspirarse o su idilio con el idioma que en su momento casi le costó más que cruzarse la Habana.

Un hombre abierto al mundo que no se le pone nada por delante es la conclusión más decente que saqué. Una persona de la discográfica advirtió a la presentadora que se tenía que apurar y en menos de cinco minutos Marco Mengoni empezó a deleitar a los presentes con sus canciones.

Mi cuerpo no se enderezó a la misma velocidad que había bajado, fue como ese día en el que te duermes, escuchas el despertador a la quinta y corres porque no llegas a esa reunión de trabajo que te va a cambiar la vida.

Vas asustada, por toda la casa, sin saber por dónde te vienen las cosas, ni dónde está lo que te vas a poner.

Miré a toda la sala, a derecha e izquierda, como queriendo saber si aquello era normal. Me quedé pensando qué era el éxito y enseguida supe que el éxito, en otra de sus muchas versiones, es llegar sin invasión al centro del corazón.

Es un dibujo que se sale de la raya, que no tiene límites y que lo traspasa todo. No quería perder ese momento en el que se me encogieron las entrañas y me estremecí entera. ¿Cómo era posible? ¿qué clase de poder tiene la música? ¿por qué mi hoja en blanco había pasado a ser en segundos una aventura con adrenalina constante?

‘Estoy un poco nervioso’, apostilló cuando acabo la canción. ‘¿Se me entiende bien?’. Bebió agua y siguió después de animarlo a ello como si fuese ‘fan premium’.

Fueron un puñado de canciones que derribaron muros y prejuicios, que en un anfiteatro sin ventanas pasó la luz más clara. Un muchacho tímido que arrastra emociones sin piedad.

Atlántico es el resultado del eco de su soledad, una retina sostenida que ha dado guarida a la canción más sentida.

Images: Living Backstage

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