Después de llegar al tren por lo pelos creo que no hay sensación peor que te toque en una mesa de cuatro.
Donde no puedes estirar las piernas, yo no puedo dejar mis paquetes, que equivalen más o menos a todos los que solía llevar Paco Martínez Soria y donde la de al lado tiene incontinencia no sólo verbal sino culinaria.
Qué menú delux tendrá la cafetería hoy que ya se ha levantado cuatro veces. Estoy emocionada pensando que están rodando los de MasterChef. No veo el momento de preguntarle por qué está pegada constantemente a uno de sus dos móviles, contándole a una amiga que al que está más tremendo de su empresa lo van a echar la semana que viene, eso se lo perdono porque eso es un drama.
Por lo que parece va poco motivada a trabajar y que te echen la persiana y no veas la luz es difícil, estoy por unirme a su duelo y quedarme en cama. Creo que voy a pasar de la depresión del guaperas al Frenadol.
¿El motivo? El de enfrente no deja de toser y las manos las tiene ocupadas tecleando a una velocidad que no me enseñaron a mí ni en mecanografía allá por el año de Espinete.
Le he echado una mirada de es usted un puerco espín póngase la mano pero me ha mirado como el del anuncio de farmagrip, igual que ese muchacho que se le salen los ojos de las cuencas sin haber visto El diario de Noa, Los puentes de Madison o todo aquello que implique la pasividad de una tarde de domingo. Vamos, que está más para miradas compasivas que para destructivas.
Tiene al lado un amigo que me está mirando como chavala… aguanta un poco más . Como cuando vas al gimnasio y el profesor te dice venga, una pesa más y tú solo piensas en el aperitivo que te vas a tomar nada más salir.
Muy peculiar también es el niño políglota de tres asientos más para detrás. El rey del tren, está hablando en ruso y no lo entiende ni el revisor que dijo en la entrevista que era políglota. Demuéstralo ahora machote. Me inquieta que los niños nos superen en idiomas me siento un poco como cuando te preguntan si sabes quién es el rey de Bután. Ósea, perdida, muy perdida.
Voy a ir terminado porque una paisana que bajaba en Zaragoza se ha llevado mi bota con su maleta, ésta ha ido poco en metro, dejen salir antes de entrar y tengan cuidado entre coche y andén.
No puedo bajar descalza de un pie así que voy a ver si me devuelven el calzado. Solo falta que salga el hijo del Fari cantando un fandango como nos pasó en el avión de vuelta a México. En esta vida no hay imposibles. Ni tampoco pares sueltos, voy a ver si recupero el mío que como me vean bajar así del tren me dirán que tengo que dejar de trabajar tanto.
Deseadme suerte porque coja se corre más despacio ¿me lo devolverá?
Images: Pinterest